Temperatura de la superficie del mar » ¿Por qué usar la teledetección de TSM? » Necesidad de datos de TSM
La temperatura de la superficie del mar (TSM) y su variación son factores que están estrechamente ligados al intercambio de energía, momento y humedad entre el océano y la atmósfera. La temperatura de superficie de los océanos de nuestro planeta juega un papel central en la variabilidad de los regímenes meteorológicos y climáticos regionales y mundiales, así como en la salud y el bienestar de la vida oceánica.

El ciclo de episodios recurrentes de El Niño y La Niña, cuyos impactos sobre el tiempo y el clima a nivel regional son muy importantes en muchos lugares del mundo, constituye un ejemplo claro y bien conocido del acoplamiento entre el océano y la circulación atmosférica.

Durante un episodio de El Niño, la zona de temperaturas de la superficie de mar anormalmente cálidas se extiende hacia el oeste a lo largo del océano Pacífico ecuatorial. Los cambios asociados en la presión al nivel del mar y las precipitaciones pueden afectar a los patrones meteorológicos en lugares muy distantes de las anomalías cálidas de TSM.

La TSM afecta a la génesis y evolución de los sistemas atmosféricos tropicales y los ciclones tropicales.

Los cambios en la intensidad de los huracanes están fuertemente vinculados a la TSM y al contenido de calor del océano superior, como lo demuestran las estimaciones de trayectoria e intensidad del huracán Katrina (agosto de 2005).

En las capas superiores del océano fluyen grandes corrientes cuyos efectos tienen implicancias importantes para el transporte de calor hacia los polos, los patrones de convección y de precipitaciones oceánica, y la distribución de nutrientes y la producción oceánica. Las observaciones de la TSM revelan los gradientes térmicos y las fronteras claramente demarcadas que suelen asociarse a estas importantes circulaciones oceánicas.

Existen fuertes correlaciones entre la TSM y las concentraciones de nutrientes y la producción primaria en los océanos. Por producción primaria se entiende la producción de compuestos orgánicos a partir del dióxido de carbono atmosférico o acuático, principalmente a través de la fotosíntesis.
Los fuertes gradientes de temperatura horizontales y las concentraciones de nutrientes en los océanos —los llamados frentes oceánicos— se correlacionan con corrientes y zonas de alta productividad que apoyan las pesquerías y contribuyen a las floraciones algales.
Esta imagen de color del océano muestra la enorme floración algal que cubrió una vasta región del Pacífico ecuatorial después del intenso episodio de El Niño de 1997-1998.

Las circulaciones diurnas como las brisas de tierra y de mar son un excelente ejemplo de los efectos del contraste entre la temperatura del agua y del suelo en el tiempo y el clima locales.
Una representación detallada de la TSM y sus variaciones a lo largo de las costas constituye un elemento importante para pronosticar el desarrollo de las brisas de tierra y de mar y el potencial de convección.
Cuando una brisa de mar sopla hacia el interior e interactúa con la topografía local y el flujo sinóptico de gran escala, a menudo produce zonas que favorecen la convección.
