El exceso de saturación se produce cuando las capas del suelo se saturan hasta tal punto que ya no permiten la infiltración de más agua.
Esto es más común en episodios de lluvia leve a moderada de larga duración, o bien durante el último de una serie de episodios sucesivos de precipitación o de deshielo.
Por ejemplo, considere una tormenta que produce un índice de pluviosidad constante de 10 mm por hora durante cuatro horas. Al cabo de tres horas de infiltración, el suelo queda saturado. Durante la cuarta hora del episodio, al ritmo de 10 mm/h el agua ya no puede infiltrarse en el suelo saturado y se convierte en flujo superficial del exceso de saturación.

El fenómeno de flujo superficial del exceso de saturación puede ocurrir siempre que el suelo esté mojado, aunque es más común en cuencas llanas o con pendientes poco pronunciadas en climas húmedos. Esta fotografía muestra un terreno donde el suelo típicamente es capaz de absorber grandes cantidades de agua. La presencia de agua estancada durante un episodio de lluvia leve sugiere que la saturación del suelo impide la infiltración de más agua. El resultado es el flujo superficial del exceso de saturación.