La tasa de infiltración es la cantidad de agua que puede penetrar el suelo en un período específico. Se expresa en términos de profundidad por unidad de tiempo; por ejemplo, 10 milímetros por hora.
La capacidad de infiltración es el límite superior de la tasa de infiltración. Incluye la infiltración en la superficie y la percolación, y se expresa en términos de profundidad por unidad de tiempo; por ejemplo, 15 milímetros por hora.
Si el índice de precipitación es menor o igual a la capacidad de infiltración, no se produce escorrentía superficial.
Si el índice de precipitación excede la capacidad de infiltración, se produce escorrentía superficial.
La escorrentía superficial equivale al índice de pluviosidad o a la velocidad de deshielo menos la capacidad de infiltración.
Por ejemplo, si el índice de pluviosidad aumenta a 25 mm por hora pero la capacidad de infiltración sigue siendo 15 mm por hora, el índice de pluviosidad es 10 mm por hora mayor que la capacidad de infiltración. Los 10 mm por hora que no se infiltran se transforman en escorrentía superficial.