
El suelo puede componerse de uno o varios tipos de texturas. Cuando el suelo contiene un alto porcentaje de arena, el mayor espacio poroso permite que el agua se infiltre y drene más rápidamente. Estos tipos de suelos pueden absorber cantidades relativamente grandes de lluvia o agua de deshielo.

Los suelos con un contenido relativamente alto de arcilla tienen un espacio poroso menor y, en consecuencia, tasas de infiltración más bajas. Por lo tanto, los suelos en los que predomina la arcilla tienen una capacidad menor de absorber gran cantidad de agua.

Las partículas que componen el limo son de un tamaño intermedio, entre la arena y la arcilla. Los suelos que contienen un alto porcentaje de limo tienen tasas de infiltración y drenaje más altas que la arcilla, pero no tan altas como la arena.
Por consiguiente, durante una lluvia intensa o un período de deshielo rápido los suelos arcillosos pueden producir más escorrentía superficial que los suelos arenosos o limosos. Por lo general, los suelos arenosos producen la menor cantidad de escorrentía superficial.
La información sobre la textura del suelo puede ayudarnos a prever las posibilidades de almacenamiento de agua y de escorrentía. Por supuesto que siempre debemos tener presentes los aspectos específicos de la situación, como el contenido de humedad del suelo y la intensidad de la lluvia o del deshielo.
Como muestra esta animación, cualquier suelo saturado produce escorrentía superficial, independientemente de su textura.

Aunque parece contrario a la intuición, los espacio porosos más pequeños de los suelos arcillosos contienen una cantidad total de espacio vacío mayor que la menor cantidad de espacios porosos y más grandes de los suelos arenosos. Esto significa que bajo condiciones de llovizna o deshielo lento la arcilla puede contener más agua que la arena.
No obstante, el agua drena más lentamente de los suelos arcillosos que de los suelos arenosos. Esto implica que después de una serie de episodios de lluvia, los suelos arcillosos pueden permanecer saturados en el período entre las tormentas y, por lo tanto, pueden producir una mayor cantidad de escorrentía en los episodios de lluvia posteriores.