Las estructuras del terreno y la presencia de vegetación pueden ejercer un efecto importante en la manera en que la nieve se acumula en el suelo, tanto por la intercepción directa de la nieve a medida que cae, como debido a efectos locales que determinan la velocidad y dirección del viento.
Dos fenómenos principales afectan la cantidad de nieve que se acumula en el suelo en las zonas arboladas. El primero de ellos es el movimiento turbulento del aire, que puede causar variaciones en la carga de nieve en el suelo; es común observar acumulaciones relativamente mayores a sotavento de las arboledas.
El segundo es la intercepción directa de la nieve por la vegetación. La nieve que se acumula en la vegetación está más expuesta a la acción del viento y la radiación solar que la nieve acumulada en el suelo y debido a que su relación superficie-masa es más alta, es más susceptible a los efectos de sublimación y fusión.

La cantidad de nieve que puede acumularse en el dosel depende enteramente de los tipos de árboles que crecen en la zona. Las coníferas interceptan la nieve de forma relativamente eficiente. Por otra parte, las copas de los árboles caducifolios, que están sin hojas durante la mayor parte de la temporada fría, capturan relativamente poca nieve.

La pérdida de nieve debido a sublimación en el dosel de las coníferas puede ser considerable y en algunas regiones puede alcanzar el 40 % del volumen de nieve que cae durante la estación entera. No obstante, la sombra proyectada por los árboles puede compensar en parte el mayor grado de sublimación de la nieve en el dosel. Un estudio realizado en Alaska concluyó que la vegetación reduce en un 60 % el proceso de sublimación en el suelo.
Si bien la intercepción de la nieve por parte de los árboles y la sublimación subsiguiente son los principales factores que contribuyen a la diferencia en la acumulación de nieve en claros y arboladas, no son los únicos. Pueden acumularse cantidades de nieve relativamente mayores en los claros de un bosque, y de hecho pueden registrarse acumulaciones entre un 20 y un 45 % mayores.

El tamaño de los claros es otro factor importante. Cuando la distancia horizontal a través de un claro es considerablemente mayor que la altura de los árboles, el viento que azota esa parte del bosque puede transportar la nieve y depositarla en otro lugar corriente abajo.