La infiltración se define como el movimiento del agua que atraviesa la superficie y penetra el perfil del suelo. El proceso de infiltración recarga los suministros de agua subterránea y pone agua a disposición de la vegetación.
Aunque a menudo los términos infiltración y percolación se usan como si fueran sinónimos, las percolación es específicamente el movimiento del agua dentro del suelo, mientras la infiltración es la penetración del agua en la superficie del suelo.
La tasa o velocidad de infiltración es la cantidad de agua que penetra el suelo en un determinado período. La tasa de infiltración se ve afectada directamente por factores tales como la textura, la cobertura, el contenido de humedad y la temperatura del suelo, así como por el tipo de precipitación y la intensidad de la lluvia.
La capacidad de infiltración, que abarca la infiltración en la superficie y la percolación, se expresa a menudo en términos de profundidad de agua por unidad de tiempo, normalmente en milímetros o centímetros por hora. Cuando la tasa de precipitación excede la capacidad de infiltración, se produce escorrentía superficial.