Red de observación

La reunión no da señales de acabar y usted decide examinar algunos datos hidrometeorológicos más recientes, para prepararse en mayor medida para las actividades de pronóstico específicas del día. Se fija primero en las condiciones meteorológicas e hidrológicas recientes y descubre que una perturbación meteorológica organizada atravesó la zona hace apenas una semana, provocando precipitaciones considerables. Sin embargo, no logra encontrar un mapa de humedad del suelo actualizado para la región.

En eso salieron de la reunión —que finalmente terminaba— los jefes de predicción meteorológica del centro, José y Ana. Después de presentarse, usted comenta que estaba estudiando las condiciones y los datos locales, pero no había encontrado ninguna información reciente sobre la humedad del suelo, a lo cual explicaron que aún no se había terminado de preparar, porque el personal encargado tenía que controlar la calidad de los datos debido a algunos conflictos que se habían detectado en las observaciones. Agregaron que las estimaciones de la distribución de la humedad del suelo para las cuencas no siempre han dado buenos resultados, ya que las cuencas Central y Occidental no cuentan con cobertura radar y sólo hay dos pluviómetros cerca del extremo sur de la cuenca Occidental, en los cuales la semana anterior se había registrado lluvia inapreciable.

Instrumentos de observación de la República del Bienestar. Hay una estación de aforo en la salida de cada cuenca, una justo aguas arriba de Ciudad Alta y otra al norte de Ciudad Capital. Hay dos pluviómetros en el sur de la cuenca Occidental. La cuenca Central no tiene pluviómetros. Cuenca Alta cuenta con una densa red pluviométrica y en la cuenca Principal hay una docena de pluviómetros distribuidos de manera bastante uniforme. La estación radar ubicada en el extremo oriental de la costa de la cuenca Principal cubre de manera efectiva las cuencas Alta y Principal, excepto el extremo sudoeste de la cuenca Principal y la franja más al norte de cuenca Alta.

Debido a todos estos factores —explicaron —, el personal del centro de hidrología de la República del Bienestar depende en gran medida de las estimaciones de lluvias y humedad del suelo derivadas de los datos satelitales para informarse sobre las condiciones recientes en estas dos cuencas altas.

Usted menciona que no tiene mucha experiencia con la precipitación estimada por satélite, y José decide explicar ciertos aspectos de las técnicas y los distintos productos satelitales.

«A veces utilizamos un producto que combina la información de temperatura de los topes nubosos captada por los satélites geoestacionarios, que se actualiza con frecuencia, con la información ambiental procedente de los modelos de predicción numérica del tiempo. Este ejemplo muestra la cantidad de información que se puede extraer de estos tipos de productos, ya que permite ver claramente la precipitación que ha ocurrido en una amplia región del océano Índico, donde hay pocas observaciones de superficie que permitan obtener esta información.»

Producto hidroestimador experimental de NOAA/NESDIS que muestra la precipitación de 24 horas sobre el océano Índico.

«En la actualidad, las estimaciones de precipitación basadas en observaciones satelitales son capaces de brindar una resolución aproximada de 4 km, es decir, una resolución tres veces más gruesa que la resolución más baja de la mayoría de los sistemas de radar. La diferencia entre la resolución de un producto derivado del satélite y la de los datos de radar es evidente en estas dos imágenes.»

Estimación del hidroestimador de la precipitación total en 24 horas para tormenta tropical Fay (agosto de 2008).
Estimación radar de la precipitación total en 24 horas para tormenta tropical Fay (agosto de 2008).

«Por eso, normalmente obtenemos mejores resultados con la predicción hidrológica en las cuencas Alta y Principal, especialmente durante eventos de crecida repentina.»

«La intensidad de precipitación derivada por el satélite geoestacionario tiene otra limitación importante, y es que las temperaturas de los topes nubosos obtenidas por infrarrojo no son una medida directa de la precipitación, sino que se utilizan como sustituto de las áreas de la nube que producen precipitación. A veces los algoritmos no diagnostican correctamente las nubes en los niveles medios a bajos e indican que no están generando precipitación cuando, en realidad, sí la hay. El algoritmo es más indicado para estimar la convección profunda en el trópico y las latitudes medias, especialmente cuando hay poca variación en los vientos ambientales con la altura.»

«Para hacernos una mejor idea de la situación, a menudo utilizamos productos que combinan la intensidad de precipitación registrada con la banda de microondas de los satélites en órbita polar con la información de temperatura de los topes nubosos obtenida con la banda infrarroja de los satélites geoestacionarios. Estos productos suelen ser más exactos que una simple estimación geoestacionaria, porque se basan en la observación directa de las emisiones de los hidrometeoros de precipitación. El problema, sin embargo, es que debido a su cobertura espacial y temporal reducida, en promedio, un lugar dado solamente puede contar con un verdadero producto intensidad de precipitación de microondas cada 3 o 4 horas, lo cual limita su utilidad para detectar la severidad y el momento de ocurrencia de las situaciones de crecida repentina.»

Ana, que ha estado escuchando esta conversación, comenta sobre la importancia de recordar que, pese a su enorme utilidad —especialmente en zonas donde hay pocos pluviómetros u otras posibilidades de observación—, los productos satelitales siguen siendo menos exactos y de resolución más baja que los datos de radar y los productos generados a partir de datos pluviométricos confiables. «Sin embargo —agrega—, no quiero dar la impresión de que no haya problemas con las mediciones radar y de pluviómetros, que los hay. Por eso seguimos generando mapas de la humedad del suelo. Por cierto, acaban de terminar la última actualización, vamos a verla...»